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miércoles, 3 de abril de 2013

¿Decir siempre la verdad?, Según... (Kant -Benjamin Constant).


Cuadro de Antonia García Villacañas




En un brevísimo ensayo de cinco páginas titulado "Sobre un presunto derecho de mentir por filantropía", Kant responde a una crítica que Benjamin Constant había hecho a su sistema moral.

"En el escrito titulado "Francia en el año 1797, cuaderno sexto, número I: De las Reacciones Políticas" por Benjamin Constant, se dice en la página 123:

El principio moral, por ejemplo, de que decir la verdad es un deber, si se tomase de manera absoluta y aislada, haría imposible toda sociedad. Tenemos la prueba de ello en las consecuencias muy directas que de ese principio ha sacado un filósofo alemán, que llega hasta a pretender que, ante asesinos que os preguntasen si vuestro amigo a quien persiguen se ha refugiado en vuestra casa, la mentira sería un delito.

El filósofo francés refuta este principio en la página 124 de la manera siguiente:

Decir la verdad es un deber. ¿Qué es un deber? La idea de deber es inseparable de la de derecho: un deber es lo que en un ser corresponde a los derechos de otro. Allá donde no hay derechos, no hay deberes. Decir la verdad no es, pues, un deber más que para con aquellos que tienen derecho a la verdad. Ahora bien, ningún hombre tiene derecho a una verdad que perjudica a otro.

(...) Pero esa mentira bondadosa puede, también resultar por accidente punible según las leyes civiles; más lo que escapa a la penalidad por mera casualidad puede también ser juzgado como injusto por las leyes exteriores. Así, por ejemplo, si mediante una mentira tú has impedido obrar a alguien que se proponía cometer un asesinato, eres jurídicamente responsable de todas las consecuencias que puedan seguirse de ello. En cambio, es posible que, después de haber respondido sinceramente que sí a la pregunta del asesino de si su perseguido se encontraba en tu casa, éste se haya marchado de manera inadvertida, de modo que el asesino no dé con él y, por tanto, no tenga lugar el crimen. Pero si has mentido y dicho que no está en tu casa y aquél se ha marchado realmente (aún no sabiéndolo tú), de modo que el asesino le sorprende en la fuga y perpetra en él su crimen, puede acusártete a ti con derecho como originador de la muerte de aquél. Pues si tú hubieras dicho la verdad tal y como la sabías, acaso el asesino mientras buscaba a su enemigo en tu casa, hubiera sido atrapado por los vecinos que acudieran corriendo y el crimen se habría impedido. Así pues, el que miente, por bondadosa que pueda ser su  intención en ello, ha de responder y pagar incluso ante un tribunal civil por las consecuencia de esto, por imprevistas que puedan ser. Pues la veracidad es un deber que ha de considerarse como la base de todos los deberes fundados en un contrato, deberes cuya ley, si se admite la menor excepción a ella, se hace vacilante e inútil.

El ser veraz (sincero) en todas las declaraciones es, pues, un sagrado mandamiento de la razón, incondicionalmente exigido y no limitado por conveniencia alguna (...)".
Immanuel Kant  Sobre un presunto derecho de mentir por filantropía (1797)

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