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martes, 8 de abril de 2014

Historia de un error, según Nietzsche

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula

HISTORIA DE UN ERROR
1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad»).
2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»).
(Progreso de la Idea: ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, -se convierte en una mujer, se hace cristiana...).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo.
(En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida, nórdica, königsberguense).
4. El mundo verdadero -¿inasequible? En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos algo desconocido? ...
(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo).
5. El «mundo verdadero» -una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, -una Idea que se ha vuelto inútil, superflua, por consiguiente una Idea refutada: ¡eliminémosla!
(Día claro; desayuno; retorno del bon sens y de la jovialidad; rubor avergonzado de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres).
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿Acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
(Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA)” “Crepúsculo de los ídolos”
Será en "Crepúsculo de los ídolos" donde Nietzsche analice a fondo el problema del mundo verdadero y mundo aparente; allí nos dice que ese "mundo verdadero" acabó convirtiéndose en una fábula y para mostrarlo hace un recorrido histórico sobre la filosofía para hacernos ver cómo se ha entendido en cada época ese pretendido “mundo verdadero”:
1.‑ Platonismo: el mundo verdadero es el mundo de las Ideas, sólo asequible al sabio, al virtuoso. Solamente el filósofo podía acceder a dicho mundo una vez que se había liberado de las cadenas de la ignorancia de los sentidos; solamente, en virtud del intelectualismo socrático, obraba bien quien sabía lo que era el bien debido a la identidad entre virtud, saber y felicidad. El mundo de los sentidos es calificado de “aparente”, de “copia”, ya que es un mundo sometido al cambio y a la pluralidad.

2.‑ Cristianismo: El mundo verdadero es ya inasequible pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso. “Al pecador que hace penitencia”. La religión cristiana, siguiendo a Platón, establece una enorme separación entre los dos mundos a los que ahora llama “reino de Dios” o “Más allá celestial” y “mundo terrenal”. Ese “reino de Dios” no es alcanzable aquí en la tierra pero sí prometido en otra vida para quienes sigan obedientemente los preceptos de esta religión.

            3.- Kantismo. El tercer momento del error hace referencia a la concepción kantiana de ese mundo. Ya, en la cuarta tesis, Nietzsche ha aludido a la distinción entre mundo verdadero y mundo aparente “al modo de Kant” refiriéndose con ella a la distinción que este filósofo hizo entre fenómeno y noúmeno. Se podría identificar lo fenoménico –lo que aparece al sujeto- con el mundo aparente y lo nouménico con el  ser en sí de las cosas, con el mundo verdadero.
Ahora nos dice Nietzsche que ese “mundo verdadero” es inasequible, imprometible, indemostrable, pero en cuanto pensado, un consuelo, un imperativo. Dicho mundo, para Kant, era algo que no se podía conocer por la razón ya que pretender conocerlo sería hacer un uso ilegítimo de las categorías: la razón sólo puede pensarlo. Eso significa para Kant que dicho mundo existe realmente; es más, de hecho él admite su existencia como presupuesto de la razón práctica, es decir, de la moralidad, de ahí que Nietzsche diga que es un consuelo.
(Tenemos que recordar que para Kant la felicidad sólo es posible si se admite la inmortalidad del alma y la creencia en otro mundo y para admitir todo eso se tiene que presuponer la existencia de Dios).

            4.- Positivismo. En esta cuarta etapa es cuando comienza el declive de ese “mundo verdadero” y por eso Nietzsche poéticamente afirma: “Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo”. Cuando habla de “positivismo” se refiere al pensamiento desarrollado por Augusto Comte. Según este filósofo, la humanidad ha ido pasando por diferentes etapas o estadios; el estadio positivo ha superado los dos momentos anteriores: teológico y metafísico. El positivismo de Comte supone un rechazo de la concepción religiosa y de la creencia en mundos sobrenaturales. Para este filósofo sólo existen hechos positivos que pueden estudiarse científicamente.

            5.- En este momento Nietzsche nos dice que ese “mundo verdadero” no es más que una idea que no sirve para nada. Aunque no señala ninguna corriente de pensamiento, podríamos decir que es el momento del propio Nietzsche, el de los nihilistas activos o espíritus libres que aprovechan la desaparición de ese mundo para crear nuevos valores.

            6.- Este último momento sería el de Zaratustra que elimina totalmente ese “mundo verdadero” y con ello, también, la distinción entre mundo verdadero y mundo aparente ya que sólo cabe la existencia de un único mundo: el mundo terrenal donde se desarrollan los nuevos valores, los del superhombre, y que está presidido por el ideal de la fidelidad a la tierra: “Sed fieles al sentido de la tierra”, aconsejaba Zaratustra.
Dice Nietzsche en este momento último: “Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
    (Mediodía; instante de la sombra más corta, final del error más largo; punto culminante de la humanidad, INCIPIT ZARATHUSTRA –comienza Zaratustra)”.
¿Qué mundo queda entonces? Según Nietzsche el único mundo real, el mundo del devenir, el mundo que los anteriores filósofos llamaban “mundo aparente”.