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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Finitud V

 Era una tarde triste de agosto con el cielo nublado. De vez en cuando lloviznaba. Puse la radio donde emitían un programa sobre el diario perdido del emperador y filósofo Marco Aurelio y escuché: "...Años con una persona y en un instante sabes que no vas a volver a verla, nunca, ya no existe; eso provoca desesperación. Me detuve a pensar en las cosas que hacíamos juntos y vi lo terrible de la muerte al privarme de ellas para siempre".


Vindobona: Las memorias perdidas de Marco Aurelio (5ª entrega)

jueves, 5 de junio de 2014

El perspectivismo como fomento del respeto y la tolerancia

Una de las consecuencias fundamentales del perspectivismo de Ortega y Gasset consiste en la defensa de la complementariedad de la verdad: los puntos de vista diferentes no tienen por qué ser divergentes, “el mío verdadero y el tuyo falso”, sino más bien complementarios: “lo que yo pienso es verdad, pero también lo puede ser lo que tú piensas”. El perspectivismo de Ortega se convierte así en un instrumento eficaz para el fomento de  las actitudes de respeto y tolerancia frente a las opiniones, creencias y valoraciones ajenas y, por tanto, como una eficaz propuesta teórica para erradicar todo tipo de actitudes dogmáticas que pueden desembocar peligrosamente en el fanatismo ya sea de tipo religioso o político. Creer que se está en posesión de la verdad absoluta supone de entrada negar la posibilidad de cualquier tipo de divergencia y esto ha traído para la historia de la humanidad consecuencias realmente desastrosas: piénsese, por ejemplo, en los regímenes totalitarios fascistas o comunistas o en el fanatismo religioso. Hace unos días leíamos en la prensa que una mujer había sido condenada a muerte en Sudán por renegar del islamismo y convertirse al cristianismo. Si la humanidad adoptara una actitud perspectivista como la que Ortega propone y la  aplicara a culturas, ideologías, costumbres y religiones ajenas nada de esto sucedería ya que su perspectivismo podría ser una eficaz arma cultural frente al fanatismo y al etnocentrismo. Y para evitar el relativismo ético, el perspectivismo tendría que estar cimentado sobre las bases del universalismo ético.


También te puede interesar:

  • José Saramago y Platón.
  • El error de Descartes.
  • ¿Ocaso de los ídolos?
Y te puede interesar porque puedes sacar ideas para los comentarios de Platón, Descartes y Nietzsche. Son las últimas entradas que he puesto en el mes de mayo siguiendo vuestras sugerencias. Leedlas y os hacéis un pequeño resumen para llevarlo preparado. También podéis realizar la valoración desde las propuestas hechas en clase.

Ánimo y mucha suerte a todos. Tened confianza en lo mucho que sabéis.


martes, 27 de mayo de 2014

De paso

Esta canción me encantó la primera vez que la escuché en la voz de su creador, Luis Eduardo Aute; pero cuando se la escucho a León Gieco me gusta todavía más.

                         De paso, canción de Aute interpretada por León Gieco


De paso
(Luis Eduardo Aute)
Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...

Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar.

En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.

sábado, 24 de mayo de 2014

¿Ocaso de los ídolos?


                                                             Georges Winston

Parece imposible imaginar a la sociedad humana sin algo que idolatrar; de hecho, ya desde sus albores, observamos como la sociedad en cada momento de la historia ha buscado algo que adorar. Esta sería una más de sus idiosincrasias, como diría Nietzsche. Fue este filósofo quien en 1888 vaticinó el crepúsculo de los ídolos en todos los ámbitos fundamentales de la cultura llegando incluso a llamar "señores idólatras de los conceptos" a los filósofos.

Nuestra época no iba a ser menos. También ella ha encontrado sus propios fetiches en el consumo, en el dinero, en la moda, en el deporte, en la música...; incluso ha encontrado su propio dios: el Dios "mercado". Los "mercados" parece que controlan nuestras economías, nuestras vidas, nuestra existencia.

Hace algunos años, Gilles Lipovetsky publicaba "La era del vacío". En esa obra nos habla del culto al cuerpo y todo lo que dice sobre ese nuevo ídolo nos recuerda la primera idiosincrasia de Nietzsche: la negación del devenir.

"El cuerpo ha sido promovido hoy al rango de verdadero objeto de culto. (...) la angustia de la edad y de las arrugas; obsesión por la salud, por la "línea"; por la higiene; rituales de control (chequeo) y de mantenimiento (masajes, sauna, deportes, regímenes); cultos solares y terapéuticos (superconsumo de los cuidados médicos y de productos farmacéuticos), etc. (...).
El cuerpo mismo ha perdido su estatuto de alteridad, de res extensa, de materialidad muda, en beneficio de su identificación con el ser-sujeto, con la persona. El cuerpo ya no designa una abyección o una máquina, designa nuestra identidad profunda de la que ya no cabe avergonzarse y que puede exhibirse desnudo en las playas o en los espectáculos, en su verdad natural. En tanto que persona, el cuerpo gana dignidad; debemos respetarlo, es decir, vigilar constantemente su buen funcionamiento, luchar contra su obsoloscencia, combatir los signos de su degradación por medio de un reciclaje permanente quirúrgico, deportivo, dietético (...). El miedo moderno a envejecer y a morir es constitutivo del neo-narcisismo... No queda más remedio que durar y mantenerse, aumentar la fiabilidad del cuerpo, ganar tiempo y ganar contra el tiempo. La personalización del cuerpo reclama el imperativo de la juventud, la lucha contra la adversidad temporal, el combate por una identidad que hay que conservar sin interrupción ni averías. Permanecer joven, no envejecer...".
Gilles Lipovetsky  La era del vacío  Editorial Anagrama Pp. 60-62

viernes, 23 de mayo de 2014

El error de Descartes

En 1994, el neurólogo Antonio Damasio, publica su libro "El error de Descartes" donde trata el problema mente-cerebro. Según el autor, el error que cometió Descartes fue el de separar la mente del cerebro y del cuerpo. La actividad mental, el pensamiento, es algo muy distinto de la actividad corporal y Descartes concede prioridad al pensamiento pues a partir de él es como deduce el ser: "Pienso, luego existo".

Antonio Damasio, uno de los más importantes neurólogos de nuestro siglo, se opone a esa separación cartesiana entre mente-cerebro y a la prioridad de lo mental sobre lo corporal o cerebral ya que en cierto modo la mente es resultado del desarrollo de una consciencia elemental que hizo su aparición en algún momento de la evolución. Así, para él, lo primero fue el ser y luego el pensar:

"Pero mucho antes del alba de la humanidad, los seres eran seres. En algún punto de la evolución, comenzó una consciencia elemental. Con esta consciencia elemental vino una mente simple; con una mayor complejidad de la mente apareció la posibilidad de pensar y, aún más tarde, de utilizar el lenguaje para comunicar y organizar el pensamiento. Así, pues, para nosotros en el principio fue el ser, y sólo más tarde fue el pensar (...)" . Antonio Damasio "El error de Descartes".

Se pregunta Antonio Damasio en su libro que por qué no hablar, por ejemplo, también del error de Platón y no sólo de Descartes ya que Platón también tenía una concepción dualista del ser humano. Ante esa cuestión responde que solo se mete con Descartes porque hay aspectos de la mente, el cerebro y el cuerpo, con respecto a los cuales el error de Descartes sigue teniendo influencia, lo que nos indica la actualidad de nuestro filósofo.

Las influencias de las que habla Damasio son negativas:

1.- "La idea de una mente separada del cuerpo bien pudo haber sido el origen, a mediados del siglo XX, de la metáfora de la mente como un programa informático" y esto supondría que se puede intentar comprenderla sin apelar a la neurobiología. La medicina se centró en el estudio del cerebro y "su producto más precioso, la mente, tenía poco interés para la medicina corriente y, de hecho, no ha sido el objetivo principal de la especialidad que surgió de las enfermedades cerebrales: la neurología. (...) El resultado de esta tradición ha sido un abandono notable de la mente en tanto que función del organismo"· Antonio Damasio echa la culpa a la separación cartesiana entre "res cogitans" y "res extensa" de este olvido de la mente como objeto de estudio de la medicina:

"Durante los tres últimos siglos, la finalidad de los estudios biológicos y de la medicina ha sido la comprensión de la fisiología y la patología del cuerpo propiamente dicho. La mente quedaba fuera, abandonada en gran parte como objeto de la preocupación de la religión y la filosofía e, incluso después de haberse convertido en el foco de una disciplina específica, la psicología no empezó a obtener entrada en la biología y la medicina hasta hace muy poco".

Todo esto ha sido la causa, según él, de que la mente no se haya intentado comprender en términos biológicos y de que se haya tenido una visión distorsionada del organismo humano que ha influido en el tratamiento sobre las enfermedades humanas. Antonio Damasio deja caer que, quizás, el creciente éxito de formas "alternativas" de medicina sea una consecuencia de un alejamiento progresivo de ese abismo entre cuerpo y mente.

2.- Explicar la mente únicamente en función de acontecimientos cerebrales también sería para Damasio un error ya que él cree que hay que tener en cuenta al resto del organismo y al ambiente físico y social que lo rodea.

3.- La idea de una mente separada del cuerpo parece asimismo ser la causa de pasar por alto, no solo, las consecuencias psicológicas de las enfermedades corporales sino también al revés: la influencia psicológica sobre el cuerpo. En este último sentido nos recuerda el autor la influencia del efecto placebo y lo que decían nuestras abuelas sobre el efecto perjudicial de las penas, la preocupación obsesiva y la ira excesiva en nuestro organismo pues afectan a nuestro corazón y producen úlceras.

miércoles, 21 de mayo de 2014

José Saramago y Platón

Con vistas a la valoración de la actualidad de Platón os dejo este enlace acerca de una crónica del diario "El País" a raíz de la publicación de la novela "La caverna" del Premio Nobel de Literatura.

Saramago explica que la caverna de hoy son los escaparates de centros comerciales


Hace ya muchos que leí esta novela y tras su lectura hice una pequeña recensión para evitar el olvido; aquí os pongo parte de lo que escribí, que es la que os puede ser útil para la elaboración de la actualidad, aunque, por supuesto, lo mejor y deseable sería que la leyerais.


La historia que nos cuenta gira en torno al mito platónico. Cipriano Algor, el protagonista, se ha quedado sin trabajo ya que su profesión de alfarero ya no tiene sentido en un mundo en el que los nuevos materiales sintéticos o artificiales como el plástico van aniquilando a los materiales naturales. Aquí podríamos establecer un paralelismo entre el plástico y la arcilla y el Centro y el mundo real, ya que el Centro, esa especie de microcosmos, va relegando a un ínfimo plano al auténtico mundo. Aquí está el sentido del mito platónico. Al tener que dejar su trabajo, pues ni siquiera tiene éxito su intento de fabricar figurillas de barro pues nadie las quiere comprar, Cipriano Algor tiene que irse a vivir al Centro -un enorme centro comercial que es como una ciudad dentro de la ciudad- con su hijo y su nuera, pero allí descubren lo que ya él mismo anticipó en un sueño: bajo las excavaciones que se están realizando en el subsuelo del Centro han aparecido unos prisioneros sentados en un banco y atados de pies y manos mirando una pared, este descubrimiento hará que Cipriano Algor abandone el Centro y se vaya a vivir con su amada Isaura Madruga; ese mismo descubrimiento hará despertar a su yerno Marcial de la ilusión en la que estaba viviendo revelándole su inminente destino si no se marcha pronto y haciéndole descubrir que el auténtico mundo está fuera de esa caverna platónica, irreal, que es el Centro.

martes, 8 de abril de 2014

Historia de un error, según Nietzsche

Cómo el “mundo verdadero” acabó convirtiéndose en una fábula

HISTORIA DE UN ERROR
1. El mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, -él vive en ese mundo, es ese mundo.
(La forma más antigua de la Idea, relativamente inteligente, simple, convincente. Transcripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad»).
2. El mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»).
(Progreso de la Idea: ésta se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible, -se convierte en una mujer, se hace cristiana...).
3. El mundo verdadero, inasequible, indemostrable, imprometible, pero ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo.
(En el fondo, el viejo sol, pero visto a través de la niebla y el escepticismo; la Idea, sublimizada, pálida, nórdica, königsberguense).
4. El mundo verdadero -¿inasequible? En todo caso, inalcanzado. Y en cuanto inalcanzado, también desconocido. Por consiguiente, tampoco consolador, redentor, obligante: ¿a qué podría obligarnos algo desconocido? ...
(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo).
5. El «mundo verdadero» -una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, -una Idea que se ha vuelto inútil, superflua, por consiguiente una Idea refutada: ¡eliminémosla!
(Día claro; desayuno; retorno del bon sens y de la jovialidad; rubor avergonzado de Platón; ruido endiablado de todos los espíritus libres).
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿Acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
(Mediodía; instante de la sombra más corta; final del error más largo; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA)” “Crepúsculo de los ídolos”
Será en "Crepúsculo de los ídolos" donde Nietzsche analice a fondo el problema del mundo verdadero y mundo aparente; allí nos dice que ese "mundo verdadero" acabó convirtiéndose en una fábula y para mostrarlo hace un recorrido histórico sobre la filosofía para hacernos ver cómo se ha entendido en cada época ese pretendido “mundo verdadero”:
1.‑ Platonismo: el mundo verdadero es el mundo de las Ideas, sólo asequible al sabio, al virtuoso. Solamente el filósofo podía acceder a dicho mundo una vez que se había liberado de las cadenas de la ignorancia de los sentidos; solamente, en virtud del intelectualismo socrático, obraba bien quien sabía lo que era el bien debido a la identidad entre virtud, saber y felicidad. El mundo de los sentidos es calificado de “aparente”, de “copia”, ya que es un mundo sometido al cambio y a la pluralidad.

2.‑ Cristianismo: El mundo verdadero es ya inasequible pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso. “Al pecador que hace penitencia”. La religión cristiana, siguiendo a Platón, establece una enorme separación entre los dos mundos a los que ahora llama “reino de Dios” o “Más allá celestial” y “mundo terrenal”. Ese “reino de Dios” no es alcanzable aquí en la tierra pero sí prometido en otra vida para quienes sigan obedientemente los preceptos de esta religión.

            3.- Kantismo. El tercer momento del error hace referencia a la concepción kantiana de ese mundo. Ya, en la cuarta tesis, Nietzsche ha aludido a la distinción entre mundo verdadero y mundo aparente “al modo de Kant” refiriéndose con ella a la distinción que este filósofo hizo entre fenómeno y noúmeno. Se podría identificar lo fenoménico –lo que aparece al sujeto- con el mundo aparente y lo nouménico con el  ser en sí de las cosas, con el mundo verdadero.
Ahora nos dice Nietzsche que ese “mundo verdadero” es inasequible, imprometible, indemostrable, pero en cuanto pensado, un consuelo, un imperativo. Dicho mundo, para Kant, era algo que no se podía conocer por la razón ya que pretender conocerlo sería hacer un uso ilegítimo de las categorías: la razón sólo puede pensarlo. Eso significa para Kant que dicho mundo existe realmente; es más, de hecho él admite su existencia como presupuesto de la razón práctica, es decir, de la moralidad, de ahí que Nietzsche diga que es un consuelo.
(Tenemos que recordar que para Kant la felicidad sólo es posible si se admite la inmortalidad del alma y la creencia en otro mundo y para admitir todo eso se tiene que presuponer la existencia de Dios).

            4.- Positivismo. En esta cuarta etapa es cuando comienza el declive de ese “mundo verdadero” y por eso Nietzsche poéticamente afirma: “Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo”. Cuando habla de “positivismo” se refiere al pensamiento desarrollado por Augusto Comte. Según este filósofo, la humanidad ha ido pasando por diferentes etapas o estadios; el estadio positivo ha superado los dos momentos anteriores: teológico y metafísico. El positivismo de Comte supone un rechazo de la concepción religiosa y de la creencia en mundos sobrenaturales. Para este filósofo sólo existen hechos positivos que pueden estudiarse científicamente.

            5.- En este momento Nietzsche nos dice que ese “mundo verdadero” no es más que una idea que no sirve para nada. Aunque no señala ninguna corriente de pensamiento, podríamos decir que es el momento del propio Nietzsche, el de los nihilistas activos o espíritus libres que aprovechan la desaparición de ese mundo para crear nuevos valores.

            6.- Este último momento sería el de Zaratustra que elimina totalmente ese “mundo verdadero” y con ello, también, la distinción entre mundo verdadero y mundo aparente ya que sólo cabe la existencia de un único mundo: el mundo terrenal donde se desarrollan los nuevos valores, los del superhombre, y que está presidido por el ideal de la fidelidad a la tierra: “Sed fieles al sentido de la tierra”, aconsejaba Zaratustra.
Dice Nietzsche en este momento último: “Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado?, ¿acaso el aparente?... ¡No!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente!
    (Mediodía; instante de la sombra más corta, final del error más largo; punto culminante de la humanidad, INCIPIT ZARATHUSTRA –comienza Zaratustra)”.
¿Qué mundo queda entonces? Según Nietzsche el único mundo real, el mundo del devenir, el mundo que los anteriores filósofos llamaban “mundo aparente”.