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sábado, 9 de noviembre de 2013

El problema de la existencia de Dios en Tomás de Aquino


                                              Tomás de Aquino (1224-1274)
                                               (Imagen de Wikipedia)


En su obra “Suma contra gentiles”, Tomás de Aquino, nos dice que hay dos clases de verdades divinas, una de ellas sería revelada e inaccesible para la razón humana, se trata de lo que se ha denominado artículos de fe, como, por ejemplo, la eternidad de Dios o la creación del mundo; la otra verdad sí sería accesible para la razón. A esta última clase de verdad que, aunque revelada, es comprensible también para la razón, se le llama preámbulo de la fe. Será, pues, en los preámbulos de la fe donde tenga lugar la relación entre fe y razón, ya que son verdades reveladas por Dios y al mismo tiempo accesibles para la razón. El conocimiento de la existencia de Dios, mediante la fe y mediante la razón, sería un ejemplo de un preámbulo de la fe.

En esta misma obra nos dice Tomás de Aquino que Dios ha revelado o inspirado sobrenaturalmente a los hombres el conocimiento de su existencia porque no todos pueden llegar mediante la razón al conocimiento de la misma. En este sentido, señala tres inconvenientes para alcanzar racionalmente el conocimiento de la existencia de Dios:
1.      Si sólo se pudiera conocer a Dios mediante la razón muy pocos hombres lo conocerían y ello, entre otras causas, debido a que no todos estarían capacitados igualmente para usar su razón, de ahí que los menos inteligentes no llegaran a conocerlo nunca.
2.      Por otro lado, la vía racional para llegar al conocimiento de Dios sería algo demasiado difícil que exige un enorme esfuerzo por parte de la razón.
3.      Por último, la debilidad del entendimiento de los hombres hace muy difícil distinguir la verdad de la falsedad. Por eso muchos hombres no se fiarían de las demostraciones de los sabios, dudarían de ellas a pesar de haber sido demostradas, ya que a veces los sabios enseñan verdades contradictorias.

Debido a estos tres inconvenientes, Dios ha hecho que los hombres acepten por la fe verdades que la razón puede descubrir.

Después de haberse detenido en aquel tipo de verdades divinas que son accesibles para la razón y la fe, continúa Tomás de Aquino analizando aquellas verdades divinas que sólo son aptas para la fe. Bajo la influencia de la concepción teleológica o finalista de Aristóteles que afirmaba que todos los seres tienden a conseguir la perfección que les es propia, Tomás de Aquino señala que los hombres buscan un bien superior, espiritual y eterno, situado más allá de esta vida y, por lo tanto, incomprensible para la razón. Para alcanzar este bien superior sería necesaria la fe. Aquí estaría la gran diferencia entre la religión cristiana y el planteamiento moral de los filósofos: la religión, mediante la fe, permite alcanzar bienes espirituales, mientras que la filosofía, por ejemplo, la de Aristóteles, sólo permitiría alcanzar bienes temporales, como la felicidad, a aquellos que se han dedicado a llevar una vida contemplativa, es decir, dedicada al perfeccionamiento de su razón.

Otras razones para admitir la necesidad de la fe en estas verdades serían las siguientes:
-         Permiten un conocimiento más verdadero de Dios ya que ayudan al hombre a comprender que Dios está por encima de lo que los hombres puedan pensar sobre él.
-         Libra al alma humana de la presunción, del orgullo, de creer que sólo lo que ellos ven es la verdad.
-         Como dijo el Filósofo –se refiere a Aristóteles- el ser humano debe dedicarse al estudio de las verdades inmortales y divinas, y esto sólo sería posible mediante la fe.


Esta complementariedad entre razón y fe o, lo que es lo mismo, entre Filosofía y Teología, se puede ver claramente en el intento de Tomás de Aquino por demostrar la existencia y el conocimiento de Dios a partir de la razón. La filosofía se pone al servicio de la teología, es sierva de la teología. En este contexto se opone a la teoría de la doble verdad de los averroístas. Él estaba plenamente convencido de que el sistema de Aristóteles era compatible con la fe cristiana; para Tomás de Aquino la fe y la razón no tienen por qué estar en una continua confrontación sino que son dos fuentes de conocimiento autónomas y que pueden complementarse; sin embargo, cuando surge el conflicto entre el contenido de ambas, Tomás de Aquino considera que éste procederá de los errores de la razón. La razón está, pues, subordinada a la fe, la filosofía es sierva de la teología.
En su obra "Suma Teológica" Tomás de Aquino señala que la existencia de Dios no es una verdad evidente para nosotros a pesar de que sí sea una verdad evidente en sí misma; por este motivo, se plantea posteriormente si la existencia de Dios es o no demostrable y nos dirá que sólo es demostrable a partir de sus efectos. Se trataría de una demostración "a posteriori" pues parte del efecto hasta llegar a la causa. Como ahora veremos, el punto de partida de cada una de las vías sería el efecto del que se parte: el movimiento, las causas eficientes, los seres contingentes, etc.

El aquinate establece cinco vías para la demostración de la existencia de Dios valiéndose de la razón; la estructura de las vías es similar en todas ellas:
  • Punto de partida.- Se parte de la constatación de un hecho por los sentidos, a esto es a lo que denominábamos "efecto".
  • Después se aplica el principio de causalidad  pues todo lo que sucede lo hace por una causa.
  • Posterioremente se sostiene la imposibilidad de una búsqueda de las causas hasta el infinito.
  • De tal modo que llegamos a tener que afirmar la existencia de un ser superior  o causa primera.  
          Por ejemplo, en la primera vía Tomás de Aquino parte de la observación de que todos los seres sensibles se mueven y que todo lo que se mueve ha de tener una causa que sea responsable de ese movimiento ya que todo lo que se mueve ha de ser movido por otro; ahora bien, en la búsqueda de las causas del movimiento tendremos que aceptar, si no queremos llegar al infinito, un ser que sea causa de movimiento pero que a su vez no sea movido por otro; este primer motor inmóvil será Dios.

La segunda vía se llama vía de la causalidad eficiente.- En el mundo nos encontramos con un orden de causas eficientes. Como no hay ningún caso en el que una cosa sea causa eficiente de sí misma, porque entonces tendría que ser antecedente de sí misma,  tendremos que buscar otra causa como responsable y así sucesivamente. Sin embargo, es imposible llegar hasta el infinito en el orden de las causas eficientes, de ahí que debe haber una primera causa incausada, Dios.

La tercera vía es la vía de la contingencia. En la naturaleza encontramos seres contingentes que nacen y mueren, es decir, seres a los que les es posible ser como no ser. Estos seres no han podido existir siempre porque lo que puede no ser en algún momento no es. Debe existir un ser necesario que sea la causa de los seres contingentes, ese ser necesario sería Dios.

Vía de los grados de perfección. Es la cuarta vía y en ella Tomás de Aquino parte de los diferentes grados de perfección que observamos en la naturaleza: hay entes más o menos buenos, más o menos justos, verdaderos, nobles, etc. Este carácter relativo siempre se dice en relación a algo absoluto de tal modo que habrá un ser absolutamente bueno, verdadero, justo, noble, etc., que sería Dios.

La quinta vía se llama vía de la finalidad. Igual que Aristóteles, Tomás de Aquino señala que existe en el mundo una finalidad que gobierna a los seres naturales, incluidos aquellos que no tienen conciencia. Ha de existir, por tanto, una inteligencia suprema ordenadora del mundo, Dios.