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jueves, 7 de febrero de 2013

El Yo y el Ello



                                 




 Dibujo realizado por Freud

    "Un individuo es ahora, para nosotros, un Ello psíquico desconocido e inconsciente, en cuya superficie aparece el Yo, que se ha desarrollado partiendo del sistema de percepciones, su nódulo. El Yo no envuelve por completo al Ello sino que se limita a ocupar una parte de su superficie, esto es, la constituida por el sistema de percepciones, y tampoco se halla precisamente separado de él, pues confluye con él en su parte inferior (...).

    Fácilmente se ve que el Yo es una parte del Ello modificada por la influencia del mundo exterior, transmitido por el P. Cc. - Sistema de Percepción Consciente-, o sea, en cierto modo una continuación de la diferenciación de las superficies. El Yo se esfuerza en transmitir a su vez al Ello dicha influencia del mundo exterior y aspira a sustituir el principio de placer, que reina sin restricciones en el Ello, por el principio de realidad. La percepción es para el Yo lo que para el Ello el instinto. El Yo representa lo que pudiéramos llamar la razón o la reflexión, opuestamente al Ello, que contiene las pasiones.

    La importancia funcional del Yo reside en el hecho de regir normalmente los accesos a la motilidad. Podemos, pues, compararlo en su relación con el Ello, al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura, superior a la suya, con la diferencia de que el jinete lleva esto a cabo con sus propias energías, y el Yo, con energías prestadas. Pero así como el jinete se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere, también el Yo se nos muestra forzado en ocasiones a transformar en acción la voluntad del Ello, como si fuera la suya propia".

Sigmund Freud  "El Yo y el Ello" (1923)


Enlace a texto de Vicente Verdú "Nuestro querido Yo"

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